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¿Qué es la iniquidad según la Biblia?
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¿Qué es la iniquidad según la Biblia?

La Biblia utiliza palabras como iniquidad, transgresión y pecado para indicar los niveles de desobediencia a Dios. Todos se clasifican como "pecado". Miqueas 2:1 dice, "¡Ay de los que en sus camas piensan iniquidad y maquinan el mal, y cuando llega la mañana lo ejecutan, porque tienen en su mano el poder!".

La palabra hebrea que más se utiliza para "iniquidad" significa "culpa digna de castigo". La iniquidad es el pecado en su peor expresión. La iniquidad es premeditada, continua y en aumento. Cuando coqueteamos con el pecado, caemos en la mentira de que podemos controlarlo. Pero al igual que un mono bebé adorable puede crecer y convertirse en un primate salvaje y fuera de control, el pecado que al principio parece pequeño e inofensivo puede apoderarse de nosotros antes de que nos demos cuenta. Cuando nos entregamos a un estilo de vida pecaminoso, estamos cometiendo iniquidad. El pecado se ha convertido en nuestro dios en lugar del Señor (Romanos 6:14).

Cuando nos damos cuenta de que hemos pecado, podemos elegir. Podemos ver lo malo que es y arrepentirnos. Cuando lo hacemos, encontramos el perdón y que Dios nos limpie (Jeremías 33:8; 1 Juan 1:9). O podemos endurecer nuestros corazones y hundirnos más en ese pecado hasta que nos defina. Se presentan listas parciales de iniquidades en Gálatas 5:19–21 y en 1 Corintios 6:9–10. Estos son pecados que llegan a consumir tanto que una persona puede ser identificada por ese estilo de vida. Los salmistas diferencian entre el pecado y la iniquidad cuando le piden a Dios que les perdone ambos (Salmos 32:5; 38:18; 51:2; 85:2).

Si seguimos eligiendo el pecado, nuestros corazones se endurecen hacia Dios. Un pecado lleva a otro, y la iniquidad comienza a definir nuestras vidas, como sucedió cuando David pecó con Betsabé (2 Samuel 11:3–4). Su pecado inicial de lujuria resultó en un endurecimiento de su corazón, y su pecado se agravó. Cometió adulterio, luego mandó matar al esposo de Betsabé (versículos 14–15). La iniquidad se había apoderado de la vida de David. Solo cuando fue confrontado por el profeta Natán se arrepintió con gran dolor. En el Salmo 51 se describe su sincero clamor por perdón. El versículo 2 dice: "Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado". David es un ejemplo de alguien que entendió claramente la evolución de la iniquidad y que experimentó la misericordia y el perdón de Dios (Salmo 103:1–5).

La segunda parte de Romanos 1 describe la evolución del pecado (versículos 10–32). El resultado final para aquellos con corazones tan endurecidos es que Dios los entrega a una "mente reprobada" (versículo 28), y ya no tienen el deseo o la capacidad de arrepentirse. Reprobado significa "totalmente depravado, entregado al mal hasta que la conciencia está cauterizada". La Escritura aclara que Dios perdona incluso la iniquidad (Miqueas 7:18), pero si insistimos en ella, cosecharemos la paga del pecado, que es la separación eterna de Dios (Romanos 6:23).


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