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¿Qué es el pecado, la iniquidad y la transgresión en la Biblia?
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¿Qué es el pecado, la iniquidad y la transgresión en la Biblia?

Errarle al objetivo fallar al blanco distorsionar el bien y violar la confianza

Definir la iniquidad: distorsionar lo que es bueno


La palabra hebrea avon es otra palabra para el pecado, pero con un matiz diferente. También la traducimos como "iniquidad", que añade otra dimensión a nuestro entendimiento.

Los autores bíblicos usan avon para describir un camino torcido o tortuoso (por ejemplo, Lamentaciones 3:9) o una espalda malformada que está encorvada, fuera de forma (por ejemplo, Salmo 38:6). Isaías usa avon para decir: "confundido y aterrado" (Isaías 21:3). Avon se trata de distorsionar lo que de lo contrario era hermoso y bueno, y los autores lo usan para referirse a comportamientos como el asesinato o el adulterio. Otros ejemplos de este tipo de comportamiento retorcido incluyen el engaño, la fe rota, la violencia y otros tipos de daño.

Avon también se refiere a los resultados y las consecuencias torcidos: las personas que sufren, las relaciones destrozadas y los ciclos de represalias que vienen de este comportamiento. Cuando somos abusados y se aprovechan de nosotros, estamos experimentando avon, iniquidad: pecado.

La elección de pecar a menudo comienza con un impulso: preocuparse por "mí, mí mismo y yo" e ignorar nuestro propósito humano, que es cuidar a los demás mientras nos preocupamos por nosotros mismos, amándonos los unos a los otros como Dios ama. Cuando ignoramos o disminuimos a los demás para servirnos a nosotros mismos, permitimos que el acechador mortal gobierne sobre nosotros. Nos volvemos encorvados, torcidos y causamos daño a los demás y a nosotros mismos.

Página tras página, en las Escrituras, vemos a las personas que pierden el objetivo o distorsionan el bien y, o no saben lo que están haciendo o, peor aún, creen que están haciendo el bien. A veces creemos firmemente que estamos haciendo el bien cuando no lo estamos. Otras veces, honestamente no sabemos que estamos perdiendo el objetivo. Con las mejores intenciones, podemos involuntariamente hacer algo chueco y torcido. Afortunadamente, Dios responde con misericordia, guía y perdón que, en última instancia, sanará a cada uno de nosotros y las consecuencias de nuestro pecado.

¿Recuerdas la escena en que Jesús (que es Dios hecho carne) perdona a los guardias romanos mientras lo están asesinando? "Padre, perdónalos", dice, "porque no saben lo que hacen" (Lucas 23:34). Él no está a favor de lo que están haciendo, ni lo usará en su contra. La historia de la Biblia hebrea y el Nuevo Testamento describe a un Dios que se opone y obra para eliminar el pecado, y que también lo entiende más que nosotros. Él consistentemente perdona el pecado. Ver la postura de Dios de bondad amorosa fuerte puede empoderarnos para perdonar los pecados de los demás mientras él perdona los nuestros. Esta es una parte clave de vivir nuestro propósito humano de amar a todas las personas como Dios lo hace.

Definir la transgresión: violar la confianza

Los autores bíblicos exploran aún más las consecuencias relacionales del pecado con la palabra hebrea pesha, a menudo traducida como "transgresión". Pesha se refiere a maneras en que la gente viola la confianza de los demás, como la traición en una relación.

Toma por ejemplo una ley en la Biblia hebrea sobre el robo (como en Éxodo 22:7-9). Si la gente está de viaje y alguien entra en su casa para robar, eso es un robo. Pero si el ladrón es tu vecino, eso es pesha. ¿Por qué? Porque un vecino es alguien en quien tendrías que confiar.

La misma traición relacional puede ocurrir entre los humanos y Dios. Los profetas, en la Biblia hebrea, acusan a los israelitas de pesha, en este caso refiriéndose a adorar a otros dioses y violar su relación con Yahweh (por ejemplo, Oseas 11). También asocian pesha con la elección de maltratar o ignorar a las personas pobres y vulnerables en sus comunidades (por ejemplo, Amós 2:6) porque hacerlo corrompe lo que deberían ser relaciones amorosas y que dan vida. Los profetas vieron cómo los líderes ignoraban o justificaban el maltrato de los humanos en el nombre de la seguridad nacional y una economía fuerte (por ejemplo, Amós 1:9, 1:13), y los profetas llamaron a esto una traición a la humanidad, una violación de la confianza universal que de otra manera debería existir entre humanos hechos a la imagen amorosa de Dios.

Así que pesha o transgresión describe la ruptura de la confianza en las relaciones, una falta de fidelidad e integridad que lleva a experiencias dolorosas que dañan a todos los involucrados.

Jesús, gobernante sobre el pecado y nuestro verdadero objetivo

La Escritura presenta a Jesús de Nazaret tanto como Dios, como plenamente humano y dice que Jesús evitó el pecado por completo. Él nunca erra en el objetivo de amar a cada ser humano como ama Dios.

Él enseña a sus seguidores que la instrucción más importante de Dios, la que resume todas las leyes y los profetas, es amar a Dios y amar a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 22:35-40). Así, él está reafirmando la naturaleza esencial y el objetivo original de la vida humana verdadera. El Apóstol Pedro dice que Jesús "no cometió pecado, llevó nuestros pecados en Su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia" (1 Pedro 2:22-24).

Debido al amor inquebrantable de Dios por cada uno de nosotros, podemos ser honestos en cuanto cómo le erramos al objetivo (khata' / pecado), doblamos o distorsionamos lo que es bueno (avon / iniquidad), y fracturamos las relaciones (pesha / transgresión). Podemos poner fin a las conversaciones obsesivas sobre chicos buenos versus chicos malos o quién está haciendo lo correcto o lo incorrecto y, en su lugar, amar a todos como lo hace Dios. Al hacerlo, trasladamos el pecado bajo la luz buena que Jesús genera y empezamos a entender lo débil que es en comparación con la fuerza amorosa de Dios. Podemos aprender a dominarlo en lugar de permitir que gobierne sobre nosotros.

Los autores de la Biblia hebrea estaban contando una historia que apuntaba a Jesús y los autores del Nuevo Testamento nos enseñan que Jesús es quien muestra a la humanidad cómo "morir al pecado y hacer lo que es justo". Cuanto más nos sumergimos en su historia, más nos damos cuenta de que evitar el pecado tiene todo que ver con las relaciones correctas con Dios y los demás.

Durante la vida cotidiana o en temporadas especiales como la Cuaresma, cuando reflexionamos sobre el pecado y sus efectos corruptores, recordamos a través de las Escrituras que Jesús es la meta, el objetivo verdadero. Amar a los demás como él es escapar de la corrupción del pecado y llegar a ser plenamente humano, verdaderamente vivo.



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